Para Roland Barthes la
actividad crítica no tiene su razón de ser en el acto de descubrir verdades,
sino en establecer relaciones entre el objeto analizado y la producción crítica
misma. Es decir, la crítica como metadiscurso al fin no debería posicionarse
como discurso reactivo a las actividades que busca decodificar sino como medio
y forma de aproximación.
En este sentido, a pesar de
que cualquiera que escriba, más en esta época con la diversidad de formatos que
la caracteriza, puede hacerlo como mejor considere. Creo que la coherencia y el
posicionamiento argumentativo a la hora de arriesgarse en este oficio son
fundamentales. Digo esto ya que surgió en mi muro de noticias una nota que
muchos han comentado como material para “pensar” o “crítica pura y dura”, y
esto más allá de hacerme “reflexionar sobre el estado cultural venezolano” se
convirtió en detonante para reflexionar, de forma activa con este texto, sobre
el estado y la forma de llevar la crítica, en particular de este personaje que
recién aparece en mi vida llamado John Manuel Silva.
Quisiera comenzar diciendo
que a pesar de que comparto la esencia de varios de sus argumentos no comparto
su forma de transmitirlos y más si, según lo que entendí al remitirme a la
referencia de Daniel Pratt sobre la crítica, lo que busca con esta producción
de textos es un caraqueño/venezolano con mayores capacidades de filtro a la
hora de consumir los productos surgidos de lo que erróneamente llama “industria
cultura venezolana” ya que tal cosa no existe y he ahí alguno de nuestros
grande vacíos.
En ansias de leer materiales
críticos que sirvan más allá de hacer catarsis expresiva ante las desvalidas
expresiones culturales venezolana, trataré de desglosar varios puntos que me
parecen fundamentales para tomar en cuenta a la hora de realizar este trabajo.
Amigo Silva, me parece que
para que tu tesis sea mejor comprendida, si eso es lo que buscas con tu
escritura, debes estructurar un poco más tus ideas y en este sentido darles
argumentos para que estas no sean tan vacías como aquellas que expones como
tales. No quisiera caer de pesada al desmenuzar cada uno de tus párrafos
tratando de hallarle algún sustento, sin embargo quisiera hacer el paréntesis y
aclarar que me tomé tal tarea (únicamente en nombre de la crítica) de
decodificar cada uno de ellos para entender y leer como argumentos expresiones
tan subjetivas y superfluas como lo son las palabras “horrendo”, “insufrible”,
“simplismos” así como descripciones de tu parte que no terminan en ninguna
conclusión.
Lo primero que me gustaría
comentar es la voz política desde la cual hablas. Realizas una introducción
bastante extensa, en relación a tu hipótesis central, en la cual no logro
precisar en primera instancia si apoyas el sistema capitalista “serio” como
orden económico que contribuye a la mejora de la producción de bienes
culturales o simplemente es parte de una contrapartida a la corriente
filosófica que supuestamente se vincula al actual gobierno y que por lo que
entiendo claramente, rechazas. ¿Consideras entonces que están mal y afectan
directamente a la producción musical, literaria y/o cultural actual aquellas
personas que le dan valor a un teléfono celular en vez de hacerlo a otro bien
material llamado y mencionado por ti como “carro de lujo”? Como mencioné antes,
comparto algunas de tus posturas, como por ejemplo considerar que una sociedad
desarrollada desde la importación y la vida hacia el exterior limita las
posibilidades de considerar siquiera que productos culturales nacionales se
destacan en esferas internacionales sin ser identificados como productos
procedentes, por tanto, de esa misma cultura rentista. El punto con esto es que
desde una perspectiva sociológica me parece un poco escueta tu afirmación “El lujo deja de ser algo para el disfrute, y todo se
vuelve un simulacro muy decadente”, la cual me gustaría agregar no tiene mucha
lógica si es leída varias veces sin las vísceras de por medio.
En segundo
lugar, considero que si al especificar tu objeto de crítica lo primero que
mencionas es la necesidad de respetar el género, esto no es una postura muy
creíble si enmarcas una nota crítica como crónica ya que el irrespeto a lo que
el género como concepto indica es el mismo. Pasando esto por alto, y después de
ver el enlace que colocaste, considero que la mención crítica de este material
audiovisual, que evidentemente no es un documental, debe estar direccionada
hacia los recursos expresivos que usa, hacia sus figuras retóricas, incluso a
su posible eficiencia a la hora de corresponder imagen con audio si no es
tratado como video experimental. Ahora,
una vez más en esta era postmo, esto dicho como mensaje personal, la pureza en
la delimitación del género y el uso de sus convenciones pueden perfectamente
ser transgredidos si es este su objetivo. Agregado a esto, o en el mismo son,
no creo que sea un colectivo que se sitúe en el vacío conceptual, considero
que, más allá que lo comparta o no, la propuesta conceptual que manejan está
fuertemente anclada en lo pop, en la mezcla y eso es algo, no muy original,
pero sí muy definido según pude ver en su página web. Al identificar esto, no
entiendo tu referencia con carga negativa a la apropiación de estéticas
foráneas, como antes mencionamos, somos hijos de la importación. Así que, si
nos situáramos, terriblemente hablando, desde la relación causa y efecto, no
imagino material más autóctono que este. En este sentido, nuevamente me
gustaría aclarar ¿a qué estás considerando estética venezolana y cuáles son los
parámetros tan marcados que estos sujetos están pasando por alto para terminar
con un producto de “simplismo alarmante?”. En este mismo punto, me parece muy buena estrategia argumentativa de
tu parte el posicionamiento en el conocimiento técnico sin embargo, en tu caso,
me parece un poco abstracta la idea de la alta definición como forma expresiva,
hasta lo que tengo entendido es un formato que incluso pudiera ser considerado
como dispositivo al momento de realizar un análisis en cuanto a su repercusión
en la forma expresiva pero no es este concepto como tal. Se trata de
resolución, no creo que haya alguna ontología trastocada con eso, es decir no
hay ningún “fin pervertido”. No creo que
haya ningún autor que hable expresamente del fin audiovisual que no sea desde
una concepción de problemática audiovisual y no desde lo que un género debe o
no mostrar.
En cuanto
al tercer punto que me gustaría mencionar para culminar, el referido al video Historia ABSOLUT, considero que es un
material muy rico como para ser catalogado de “enfermedad caraqueña”, en dado
caso esta sintomatología a la cual te refieres devela con su existencia, muy al
contrario de tu título, no sólo una ciudad que sí existe sino que desde tu
postura una ciudad que es determinante,
con su exhibición, para entender el “éxito del chavismo”. Me parece que como
material audiovisual debe ser visto como reflejo en el cual se incluye una
parte que se expone y un resultado, no creo que el “comemierdismo” al cual
haces referencia se entienda con este video, reitero me parece un reflejo en
dado caso de esta acepción tan fuerte y poco dada al diálogo o a la reflexión
que has utilizado. Sin embargo me parece muy interesante la conexión que puedes
surgir al referir el enlace teórico de un video tan efímero con el contexto
político-social en el cual vivimos, pero una vez más, partiendo de la necesidad
de género puro que entiendo con tus expresiones, existen géneros dedicados a estos vínculos
cuya estructuración si llegaras a consultar podrían ayudarte de sobremanera en
cuanto a la calidad de tus textos, logrando así lo que tú mismo promueves: un
pensamiento crítico que por relación causa y efecto (nuevamente) haga que
nuestras producciones tengan un mayor nivel. Esto, considero, sería uno de los
puntos en los cuales difiero contigo, la crítica no genera mejores producciones
la crítica genera diálogos con las creaciones, sus contextos y sus sentidos.
Los productos son meros reflejos, decadentes o no, y por lo visto con tu texto
la crítica venezolana está más próxima a verse como un producto esnobista más
que, como consideran erróneamente -incluyéndote-, el
ente escrito que irá al socorro de la cultura.
Acá pueden acceder al artículo mencionado: http://johnmanuelsilva.net/burgueses-bohemios/#comments
Acá pueden acceder al artículo mencionado: http://johnmanuelsilva.net/burgueses-bohemios/#comments
Google me obliga a cortar este comentario.
ResponderEliminarPrimera parte:
Hay un problema fundamental en todo esto, sobre cuyo origen no especularé porque no quiero caer en pajas sociológicas, pero es este: la gente cree que los críticos/opinadores les están dando órdenes. Como si el crítico fuera una figura jerárquica y de autoridad que le ordena al público lo que debe hacer.
Vale decir que esto no es cierto: la saga Crepúsculo (películas y libros) ha contado con la condena casi unánime de toda la crítica. Y no hablo de unos blogs, hablo de las mejores revistas de cine del mundo, como Cahiers Du Cinema o El Amante Cine. Y aún así, la gente no ha dejado de convertirlas en películas taquilleras, verdaderas explosiones de taquilla. Creer que si alguien dice: "Tal vaina es una mierda", eso significa "Les ordeno que no vean tal vaina", es, cuando menos, acomplejado. Es como si a quienes les gusta Tal Vaina no tuvieran la personalidad suficiente de defender lo que les gusta y disfrutarlo, aún a pesar de la crítica en contra. Lo decía Javier Porta en un extraordinario artículo: “Ahora bien, la tarea del crítico debería ser la de discutir con alguien a quien le parece bueno lo que a uno le pareció malo (o viceversa). En el comentario de JUAN, en el error de la preposición “para”, está el síntoma de la diferencia entre discutir una opinión y manifestar un gusto.” (tomado de: http://hipercritico.com/cines/2363-ique-es-la-critica-primera-entrega.html)
En tal sentido, formas de expresión realmente impopulares, como el denostado reggaetón, las películas gore y la literatura de autoayuda son, al menos, un poquito más honestas, porque su público no se inmuta ante las despiadadas críticas en su contra. No pasa lo mismo con fantasías aspiracionales como las de B&B, porque ellos sí buscan, desesperadamente, que se les apruebe, y cuando alguien no lo hace...
Segunda parte:
ResponderEliminarLo que realmente me da ¿risa? de todo este asunto es que nadie, nadie, NADIE, absolutamente nadie ha dicho: "El trabajo de B&B es bueno, tiene calidad, no se merece esta crítica". Al contrario, todos dicen: "sí, es una cagada, pero hay un problema con la forma en que se dice". Y eso es muy revelador de que el fondo de lo escrito por mí es cierto. Tan cierto es, que a los comentaristas no les importa la calidad del trabajo, sino que aún sin ser de calidad, quieren que nadie lo diga o lo diga de una forma tal que no incomode a nadie.
En tal sentido, me pides un texto sin adjetivos calificativos como "horrendo". Algo como: "El señor que come ponqués en cámara lenta puede producir un efecto repulsivo en algunos espectadores, debido a que el color rosadito y fuscia de los pastelitos, mezclado con la actitud de paviperro de quien se los come y habla off-camera sobre su carrera, podría considerarse estéticamente desagradable. En palabras de Zizek, pudiera blah blah blah". Así, pura voz pasiva del verbo, puro lenguaje pseudo-objetivo.
Pues no: yo escribo desde mi subjetividad, y no tengo ganas de tirarme una parrafada incomprensible para decir cosas que con un lenguaje sencillo (que no por sencillo es pueril, ya que, de hecho, lo pueril es maquillar la nada de un texto con lenguaje pretendidamente culto) pueden decirse mejor.
"¿Consideras entonces que están mal y afectan directamente a la producción musical, literaria y/o cultural actual aquellas personas que le dan valor a un teléfono celular en vez de hacerlo a otro bien material llamado y mencionado por ti como “carro de lujo”?". No es que las personas le den valor; es el absurdo de vivir bajo una economía en la que un celular vale casi 7.000$, o un libro que en todo el mundo vale 10$ aquí valga el equivalente a 44$. Eso afecta la producción de todo en Venezuela, incluyendo, obvio, bienes culturales.
¿Te parece "escueto" decir que si no comes bien pero tiene un celular de 6.000$ eso es un simulacro de progreso y ascenso social? Pues no puedo hacer nada para decirlo más claro.
Por otra parte: una cosa es apropiarse de la estética foránea, algo normal, más en esta era globalizada; digamos como lo hace el rap o el rock; pero otra es imitar un trabajo foráneo desde la carencia referencial. Dicho en criollo y sin tanto lenguajito acomplejado: disfrazar a Caracas de Nueva York es patético, vale. Tan absurdo como esa gente que mete la barriga en las fotos.
El último párrafo no lo respondo, porque no entendí nada de ese cantinflerismo-intelectual.
Gracias por leer y responder a mi post.
Saludos.